jueves, 24 de junio de 2010

PATHOS: LA EXPERIENCIA AJENA Y EL CAMINO POR RECORER

Sobre el protocolo universitario en el Perú puede decirse mucho, pero antes de profundizar en el tema hay que echar luz sobre la tradición estadounidense que viene siendo imitada desde hace algunos años por cientos de graduandos en las diferentes universidades nacionales y privadas. Para comprender lo que sucede acá hay que comprender lo que sucede allá.

Las costumbres en los colleges estadounidenses durante finales del siglo XIX reflejaban aquellas originadas en Oxford y Cambridge, pero las colaciones se daban sin un orden definido ni organización en los tipos de vestimenta. La falta de reglamentación provocaba entre las casas de estudios una heterogeneidad poco conveniente. Fue Gardner Cotrell Leonard quién diseño las vestimentas embellecidas para su promoción en el Williams College de Massachusetts en 1887. Tras el éxito generado, Cotrell escribe en 1893 un artículo sobre vestimenta académica para ser luego invitado a una comisión intercolegial que definiría un sistema de vestimenta universitaria. En el año de 1895 la comisión se reunió en la Universidad de Columbia en Nueva York.

Durante el siglo XX el Consejo Americano de Educación, una entidad que actualmente agrupa a 1,800 instituciones de educación superior, revisa el código de vestimenta hasta en tres oportunidades para actualizarlo. La gran mayoría de instituciones educativas libremente optan por regir su protocolo según aquellos lineamientos, salvo algunas universidades -como Harvard- que por tradición o costumbre justifican sus propios modos.

Este proceso significó un redescubrimiento de la identidad universitaria estadounidense. Hay en su generalidad, cambios notorios de la vestimenta sobre los modelos que por correspondencia habrían heredado del viejo mundo. Para empezar su vestimenta se divide en las siguientes partes:

La toga: A diferencia de los modelos ingleses, que se usan abiertas por delante dejando expuestos el traje de etiqueta que hay abajo, éstas por lo general son para usarse cerradas. El tipo de corte y complejidad de confección forman parte de las sutiles diferencias entre los grados académicos. Las togas de bachilleres son de mangas muy holgadas, las mangas del maestro tienen un corte especial que cierra el puño pero éste continua holgado y cerrado hacia abajo formando una aleta. Las togas doctorales lucen vuelos de terciopelo sobre el pecho y las mangas, que además son cerradas formando bombachos a la altura de las muñecas.

El birrete - skullcap: La tradicional e hipermarketeada gorra de graduación. Mantiene su forma tradicional europea. También llamada mortarboard en alusión a la paleta que los albañiles utilizaban para colocar el cemento a la hora de trabajar. Otra hipótesis sobre su simbología atribuida es que la gorra es cuadrada pues tiene la forma del campus de Oxford. Finalmente también se dice que la dura placa simboliza el cimiento sobre el que se edificará el intelecto.

Boina: Es la prenda de cabeza que se estila en algunos casos para los grados doctorales en EEUU suplantando el skullcap. Se use la boina o el skullcap el Consejo Americano de Educación ha normado se reserve en su confección el terciopelo para el grado doctoral.

Ambas gorras llevan pendidas desde el centro una borla colgante. El Consejo Americano de Educación norma que su color deberá de ser negro o en su defecto el color asignado por especialidad académica. Es exclusivo del grado doctoral el color dorado metálico.

La capucha: Todos las togas estadounidenses son adornadas con una capucha. Esta es un apéndice separado que se pasa sobre la cabeza y cuelga sujeta del cuello hacia la espalda. Según su dimensión, corte y color se identifica el grado académico del portador.

A manera de conclusión se puede y debe aprender de la experiencia ajena, siempre y cuando se aproveche el legado propio. En los Estados Unidos las universidades conservan sus tradiciones y la comunidad universitaria se encarga de darles continuidad sean ellas informales o no. Esto le da vida e identidad a una casa de estudios alejándola de un ambiente laxo que genera indiferencia entre el estudiantado.
Lo importante que debe recordarse es que no basta con hacer desordenadamente cualquier traje o armar ceremonias sin otro criterio que el simple show y ánimo de venta. Prácticamente ninguna ceremonia institucional en EEUU tiene la peculiaridad de subir a quienes se gradúan sobre un escenario junto a las autoridades que presiden el acto. Se destruyen así las figuras protocolares para favorecer la fotografía y un vedetismo orientado al show. Las tradiciones no solo deben ser respetadas por un tema histórico, sino por lo que la simbología de la ceremonia significa en la vida del graduando que en aquél momento encarna el legado de su alma mater.

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